El
cielo estaba nublado, no se veía muy bien, las calles estaban todas
destartaladas, todo estaba hecho polvo, niños corrían por las
calles con sus pelotas de fútbol, madres caminaban con sus hijos de
la mano, todo estaba tranquilo. Ya hacía un tiempo que no habían
conflictos en su localidad, y los que hubieron no provocaron mucho
daño, como en otras zonas.
La
gente se sentía un poco más tranquila, salían con menos miedo a la
calle y permitían a sus hijos salir a jugar con los demás niños,
bueno con los que quedaban. Los hombre habían retomado sus labores,
volvieron al trabajo y a sus vidas cotidianas.
En
esa tarde, ese cielo nublado, en el que no se veía nada, con las
calles destartaladas y el polvo que los rodeaba, se escucho una
explosión a las afueras del barrio, la gente se asusto, comenzó a
correr desesperada a refugiarse en donde pudiera, los niños buscaban
a sus madres y viceversa.
Las
bombas seguían cayendo, el ruido que hacían era insoportable,
lastimaba los oídos, y cada vez se acercaba más al pueblito,
palestino.
En
cierto momento, las bombas llegaron... los gritos se confundían con
las explosiones, la grande empezaba a cubrir las calles...
En
una casa, una familia se refugiaba en el cuarto de los padres, eran
la madre, el padre y sus dos hijos pequeños, de unos 5 y 6 años. La
madre abrazaba a las dos criaturas, mientras estos lloraban
desconsoladamente, iban con las ropas llenas de polvo y el más chico
llevaba su cara toda ensangrentada, ya que estaba jugando con un
amigo en la calle cuando exploto la primer bomba, mientras que la
vibración hizo que se le cayera un poste encima de su amigo
produciendo que le salpique toda la cara con la sangre del mismo. El
padre mientras tanto protegía con sus brazos a su mujer y ambos
hijos.
De
pronto, suena un nuevo estallido, el cual tiene origen muy cerca de
donde se encontraba la familia. Gracias a la bomba se derrumbo a
pedazos la casa y todo el techo fue a parar sobre los cuerpos de los
que allí se escondían.
- Mami? Papi? - ese era el niño de cinco años, viendo a sus padres y a su hermana, muertos. Ese era un pequeño de cinco años viendo, con sus ojos inocentes llenos de lágrimas, los cuerpos destrozados de las personas que él más amaba en este mundo.
Al
ver aquella escena, asustado, atinó a salir corriendo de la casa, de
lo que quedaba de casa, y corrió y corrió, sin mirar atrás, sólo
esquivaba a las personas que pasaban por su lado en un estado mucho
peor que el de él.
De
pronto, escucha como algo se acerca a donde él estaba, pero por culpa
del polvo no podía ver absolutamente nada, peor cuando fue capaz de
distinguir lo que se aproximaba, lo único que pudieron ver sus
pequeños ojos marrones, fue la silueta de otra bomba que caía muy
cerca. Y eso es lo último que pudo ver el niño, nada más, ni
risas, ni juegos, solo bombas y a su familia siendo descuartizada por
un pedazo de techo, procurando protegerlo de todo peligro.
''El genocidio que se
está dando en Palestina debe parar, el mundo se bebe unir para que
menos criaturas pierdan a sus padres, su inocencia y su vida''
Sean.
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