sábado, 12 de abril de 2014

NO LOS HEMOS OLVIDADO

NO LOS HEMOS OLVIDADO

Se oían ruidos afuera de mi casa, así que decidí aproximarme a la ventana, sin hacer ruido, para intentar ver algo.

Cuando llego, veo como luces van de un lado a otro, eran linternas, al mismo tiempo escucho pasos y a un hombre, que en voz baja, pero muy definida, daba ordenes a otros.

Yo no podía escuchar mucho, pero al instante supe quienes eran los invasores... no eran unos delincuentes era la policía fascista del Estado, un Estado en manos de personas que no fueron electas por el pueblo.

Supe también porque venían, y ese ''porque'' era yo, ya que estaba involucrado con una organización que le daba lucha a estos invasores, asesinos y torturadores. Mi familia, compuesta por mi madre y mis dos hermanas más chicas, estaban durmiendo y no se habían percatado de nada.

Pensé que lo correcto sería escapar sin ser visto por el fondo de mi casa, si no me atrapaban, no podrían hacerle nada a mi familia, la cual nada tiene que ver en mis asuntos.

Logré salir justo a tiempo sin ser visto, luego me escondí detrás de un árbol, donde no podrían atraparme aunque quisieran. Me quedé allí ya que no podía dejar a la suerte la vida de mi madre y hermanas.

Lo primero que escuché fue la puerta del living derrumbarse y le siguieron los gritos de las tres mujeres de la casa. Luego después de registrar la casa, y al no encontrarme, sacaron a mi familia para afuera y comenzaron a interrogarlas. Básicamente querían información mía, pero ellas no abrían la boca.

Cuando vi que comenzaron a golpearlas con crueldad, no pude resistir salir corriendo hacía ellos. No me vieron venir, por la oscuridad del lugar, y al llegar lo golpee en el pecho al oficial que golpeaba, en ese caso, a mi madre y lo hice retroceder una distancia muy buena. Abracé a mi vieja y le dije al oído:

- Lo siento, ma. No puedo callarme ante la pérdida de mi liber...

Esa fueron las últimas palabras que pudo decir el muchacho, ya que en seguida le dieron un culetazo en la cabeza y dejo de ser consiente para quedar tendido en el piso. Luego el oficial que había sido atacado por él, comenzó a proporcionar una paliza al pobre chico inconsciente en el piso. Su madre y hermanas gritaban sin poder aguantar todo el sufriendo, que aquella escena les causaba, ver como golpeaban casi hasta la muerte a uno de sus seres queridos. Más tarde, lo esposaron aunque no era necesario, ya queestaba inconsciente, y lo subieron a un camión militar.

20 Años después...

Por la calle se dirigían dos mujeres adultas y una anciana en una silla de ruedas. A los costados de las mismas, caminaban dos niñas y un niña. En ese grupo, no había ni una sola sonrisa, la única sonrisa que se veía era la de una foto que llevaba la anciana en su regazo. Quien estaba en la foto era un muchacho joven, de cabello negro y barba prolija, en su rostro se observaba una sonrisa radiante, como la de un joven lleno de esperanzas y sueños por los cuales dar lucha y seguir adelante. Ese muchacho hace veinte había sido detenido y torturado por los policías que interrumpieron en su casa y golpearon a su familia.

Rodeando a este grupo de mujeres y niños, habían cientos de personas, con más fotos y ninguna sonrisa en sus caras, como señal de respeto por aquellos que no habían sobrevivido a la lucha, la lucha por la libertad y democracia, esa lucha para eliminar al dictador y que el pueblo ocupe su lugar legitimo.

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sábado, 12 de abril de 2014

NO LOS HEMOS OLVIDADO

NO LOS HEMOS OLVIDADO

Se oían ruidos afuera de mi casa, así que decidí aproximarme a la ventana, sin hacer ruido, para intentar ver algo.

Cuando llego, veo como luces van de un lado a otro, eran linternas, al mismo tiempo escucho pasos y a un hombre, que en voz baja, pero muy definida, daba ordenes a otros.

Yo no podía escuchar mucho, pero al instante supe quienes eran los invasores... no eran unos delincuentes era la policía fascista del Estado, un Estado en manos de personas que no fueron electas por el pueblo.

Supe también porque venían, y ese ''porque'' era yo, ya que estaba involucrado con una organización que le daba lucha a estos invasores, asesinos y torturadores. Mi familia, compuesta por mi madre y mis dos hermanas más chicas, estaban durmiendo y no se habían percatado de nada.

Pensé que lo correcto sería escapar sin ser visto por el fondo de mi casa, si no me atrapaban, no podrían hacerle nada a mi familia, la cual nada tiene que ver en mis asuntos.

Logré salir justo a tiempo sin ser visto, luego me escondí detrás de un árbol, donde no podrían atraparme aunque quisieran. Me quedé allí ya que no podía dejar a la suerte la vida de mi madre y hermanas.

Lo primero que escuché fue la puerta del living derrumbarse y le siguieron los gritos de las tres mujeres de la casa. Luego después de registrar la casa, y al no encontrarme, sacaron a mi familia para afuera y comenzaron a interrogarlas. Básicamente querían información mía, pero ellas no abrían la boca.

Cuando vi que comenzaron a golpearlas con crueldad, no pude resistir salir corriendo hacía ellos. No me vieron venir, por la oscuridad del lugar, y al llegar lo golpee en el pecho al oficial que golpeaba, en ese caso, a mi madre y lo hice retroceder una distancia muy buena. Abracé a mi vieja y le dije al oído:

- Lo siento, ma. No puedo callarme ante la pérdida de mi liber...

Esa fueron las últimas palabras que pudo decir el muchacho, ya que en seguida le dieron un culetazo en la cabeza y dejo de ser consiente para quedar tendido en el piso. Luego el oficial que había sido atacado por él, comenzó a proporcionar una paliza al pobre chico inconsciente en el piso. Su madre y hermanas gritaban sin poder aguantar todo el sufriendo, que aquella escena les causaba, ver como golpeaban casi hasta la muerte a uno de sus seres queridos. Más tarde, lo esposaron aunque no era necesario, ya queestaba inconsciente, y lo subieron a un camión militar.

20 Años después...

Por la calle se dirigían dos mujeres adultas y una anciana en una silla de ruedas. A los costados de las mismas, caminaban dos niñas y un niña. En ese grupo, no había ni una sola sonrisa, la única sonrisa que se veía era la de una foto que llevaba la anciana en su regazo. Quien estaba en la foto era un muchacho joven, de cabello negro y barba prolija, en su rostro se observaba una sonrisa radiante, como la de un joven lleno de esperanzas y sueños por los cuales dar lucha y seguir adelante. Ese muchacho hace veinte había sido detenido y torturado por los policías que interrumpieron en su casa y golpearon a su familia.

Rodeando a este grupo de mujeres y niños, habían cientos de personas, con más fotos y ninguna sonrisa en sus caras, como señal de respeto por aquellos que no habían sobrevivido a la lucha, la lucha por la libertad y democracia, esa lucha para eliminar al dictador y que el pueblo ocupe su lugar legitimo.

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NO LOS HEMOS OLVIDADO

Se oían ruidos afuera de mi casa, así que decidí aproximarme a la ventana, sin hacer ruido, para intentar ver algo.

Cuando llego, veo como luces van de un lado a otro, eran linternas, al mismo tiempo escucho pasos y a un hombre, que en voz baja, pero muy definida, daba ordenes a otros.

Yo no podía escuchar mucho, pero al instante supe quienes eran los invasores... no eran unos delincuentes era la policía fascista del Estado, un Estado en manos de personas que no fueron electas por el pueblo.

Supe también porque venían, y ese ''porque'' era yo, ya que estaba involucrado con una organización que le daba lucha a estos invasores, asesinos y torturadores. Mi familia, compuesta por mi madre y mis dos hermanas más chicas, estaban durmiendo y no se habían percatado de nada.

Pensé que lo correcto sería escapar sin ser visto por el fondo de mi casa, si no me atrapaban, no podrían hacerle nada a mi familia, la cual nada tiene que ver en mis asuntos.

Logré salir justo a tiempo sin ser visto, luego me escondí detrás de un árbol, donde no podrían atraparme aunque quisieran. Me quedé allí ya que no podía dejar a la suerte la vida de mi madre y hermanas.

Lo primero que escuché fue la puerta del living derrumbarse y le siguieron los gritos de las tres mujeres de la casa. Luego después de registrar la casa, y al no encontrarme, sacaron a mi familia para afuera y comenzaron a interrogarlas. Básicamente querían información mía, pero ellas no abrían la boca.

Cuando vi que comenzaron a golpearlas con crueldad, no pude resistir salir corriendo hacía ellos. No me vieron venir, por la oscuridad del lugar, y al llegar lo golpee en el pecho al oficial que golpeaba, en ese caso, a mi madre y lo hice retroceder una distancia muy buena. Abracé a mi vieja y le dije al oído:

- Lo siento, ma. No puedo callarme ante la pérdida de mi liber...

Esa fueron las últimas palabras que pudo decir el muchacho, ya que en seguida le dieron un culetazo en la cabeza y dejo de ser consiente para quedar tendido en el piso. Luego el oficial que había sido atacado por él, comenzó a proporcionar una paliza al pobre chico inconsciente en el piso. Su madre y hermanas gritaban sin poder aguantar todo el sufriendo, que aquella escena les causaba, ver como golpeaban casi hasta la muerte a uno de sus seres queridos. Más tarde, lo esposaron aunque no era necesario, ya queestaba inconsciente, y lo subieron a un camión militar.

20 Años después...

Por la calle se dirigían dos mujeres adultas y una anciana en una silla de ruedas. A los costados de las mismas, caminaban dos niñas y un niña. En ese grupo, no había ni una sola sonrisa, la única sonrisa que se veía era la de una foto que llevaba la anciana en su regazo. Quien estaba en la foto era un muchacho joven, de cabello negro y barba prolija, en su rostro se observaba una sonrisa radiante, como la de un joven lleno de esperanzas y sueños por los cuales dar lucha y seguir adelante. Ese muchacho hace veinte había sido detenido y torturado por los policías que interrumpieron en su casa y golpearon a su familia.

Rodeando a este grupo de mujeres y niños, habían cientos de personas, con más fotos y ninguna sonrisa en sus caras, como señal de respeto por aquellos que no habían sobrevivido a la lucha, la lucha por la libertad y democracia, esa lucha para eliminar al dictador y que el pueblo ocupe su lugar legitimo.