martes, 15 de abril de 2014

ENCERRADA.



A veces pensamos en el bullying como algo ajeno a nuestra sociedad, algo que solo pasa en EEUU, y que vemos en películas, pero no es así, en nuestro país el bullying existe, lo vemos todos los días, y nadie hace nada, lo vemos como algo común en la sociedad, cuando ese acto, que juega a ser un simple juego de niños, es algo que forma la personalidad de futuros adultos y que puede marcar la vida de una persona.

ENCERRADA.

Sola, como todos los días, ella se encontraba sola. Fuera de este mundo, refugiada en su música, no quería que nadie se le acercara.
Su cuarto era su fortaleza, su cama un salvavidas y sus pensamientos el motor que la impulsaba a seguir. Todos los días igual, iba y venía sin un objetivo, sin ideas claras y con mil cosas en la mente.
Nadie entendía que le pasaba, ni ella se entendía. Vivía en un mundo triste y gris, pero que al mismo tiempo ella disfrutaba. A veces se preguntaba ¿estoy loca?, y no sabía que responder. Y seguía igual, en su mundo sin dar bola a nada.
En los recreos se alejaba del resto, en su casa se refugiaba en su cuarto. Hace tiempo que no salía con amigos, es más hace tiempo que no mantenía contacto con las personas. Sentía que tenía muchas cosas que resolver consigo misma, y la única compañera que podía tener en ese viaje, era su música. Claro está que esas melodías eran acorde con lo que ella sentía. Armonías tristes, que dejan a uno pensando en cosas que no son necesarias pensar. Pero ella lo disfrutaba.
Las personas comenzaron a verle de manera diferente, a excluirla, a pesar de que ella ya se excluía sola. Ese mundo no era para ella, ni ese mundo la quería tampoco en él.
En el liceo los compañeros le hacían burlas, pero ella no prestaba atención, y eso los hacía irritar aún más. En su opinión el ignorar a alguien era el arma más eficiente para hacerle entender que no le importas, que no existís.
Eso provoco que los demás fueran más violentos con ella hasta el punto de que intentaran golpearla, y ella no tenía quien la defienda, quien se ponga al frente y tome partido por la chica que todos veían rara, atrevida y egocéntrica.
A pesar de todo, ella intentaba mantenerse firme sin prestar atención e intentando no meterse en problemas, pero los problemas venían a ella.
Con el paso del tiempo las cosas empeoraron, hasta el punto de querer dejar de vivir, llegaba a casa con moretones en los ojos y brazos, provocados por las demás niñas. Los padres, preocupados, le preguntaban que le había pasado, porque llegaba así a su casa, pero ella no respondía, sólo se iba al cuarto, se ponía los auriculares con el volumen al máximo y escapaba de esa realidad que tanto la maltrataba.
Sus padre, después de ver a su hija llegar en esas condiciones, en repetidas ocasiones, a su casa, fueron al colegio a hablar con la directora, la misma no sabía que responderles, pero aseguro que iba a averiguar que es lo que le pasaba a su hija.
Pero ya era demasiado tarde, los padres al llegar a casa, después de la visita a la directora, fueron al cuarto a charlar con su hija. Pero al llegar a la puerta escucharon que la música estaba más alto de lo común, es más no era común que la muchacha escuchara música sin usar los auriculares.
El padre, preocupado, intento abrir la puerta, pero no pudo, la misma estaba trancada de adentro. Comenzó a gritar que abriera, pero nadie le respondía, sólo se escuchaba la música. Decidió empujar la puerta hasta que la logró abrir.
Al entrar ambos quedaron espantados con la escena que tuvieron que presenciar. Su hija tirada en el suelo, se encontraba sangrando, dicha sangre provenía de la muñeca, y en su otra mano tenía una hoja de afeitar, de las que el padre guardaba en el baño de su habitación.
Ambos se abalanzaron sobre ella, pero no respondía. Llamaron a emergencias pero cuando llegaron ya no había nada que hacer.
Tiempo después con la autopsia ya realizada, les comunicaron que no era la primera vez que su hija hacía algo así. Era una actividad que venía realizando hace ya bastante tiempo, que tenía heridas en ambos brazos, algunas ya cicatrizadas y otras más recientes.
En esas cicatrices se podía ver por todo lo que la muchacha había vivido, todo el abuso de sus compañeros, todos esos sentimientos que sólo la música había podido entender y el sufrimiento que guardaba muy dentro suyo. Esas cicatrices, eran las que habían formado a la persona que había sido encontrada en su cuarto, tirada en el suelo, en un charco de sangre por sus padres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

martes, 15 de abril de 2014

ENCERRADA.



A veces pensamos en el bullying como algo ajeno a nuestra sociedad, algo que solo pasa en EEUU, y que vemos en películas, pero no es así, en nuestro país el bullying existe, lo vemos todos los días, y nadie hace nada, lo vemos como algo común en la sociedad, cuando ese acto, que juega a ser un simple juego de niños, es algo que forma la personalidad de futuros adultos y que puede marcar la vida de una persona.

ENCERRADA.

Sola, como todos los días, ella se encontraba sola. Fuera de este mundo, refugiada en su música, no quería que nadie se le acercara.
Su cuarto era su fortaleza, su cama un salvavidas y sus pensamientos el motor que la impulsaba a seguir. Todos los días igual, iba y venía sin un objetivo, sin ideas claras y con mil cosas en la mente.
Nadie entendía que le pasaba, ni ella se entendía. Vivía en un mundo triste y gris, pero que al mismo tiempo ella disfrutaba. A veces se preguntaba ¿estoy loca?, y no sabía que responder. Y seguía igual, en su mundo sin dar bola a nada.
En los recreos se alejaba del resto, en su casa se refugiaba en su cuarto. Hace tiempo que no salía con amigos, es más hace tiempo que no mantenía contacto con las personas. Sentía que tenía muchas cosas que resolver consigo misma, y la única compañera que podía tener en ese viaje, era su música. Claro está que esas melodías eran acorde con lo que ella sentía. Armonías tristes, que dejan a uno pensando en cosas que no son necesarias pensar. Pero ella lo disfrutaba.
Las personas comenzaron a verle de manera diferente, a excluirla, a pesar de que ella ya se excluía sola. Ese mundo no era para ella, ni ese mundo la quería tampoco en él.
En el liceo los compañeros le hacían burlas, pero ella no prestaba atención, y eso los hacía irritar aún más. En su opinión el ignorar a alguien era el arma más eficiente para hacerle entender que no le importas, que no existís.
Eso provoco que los demás fueran más violentos con ella hasta el punto de que intentaran golpearla, y ella no tenía quien la defienda, quien se ponga al frente y tome partido por la chica que todos veían rara, atrevida y egocéntrica.
A pesar de todo, ella intentaba mantenerse firme sin prestar atención e intentando no meterse en problemas, pero los problemas venían a ella.
Con el paso del tiempo las cosas empeoraron, hasta el punto de querer dejar de vivir, llegaba a casa con moretones en los ojos y brazos, provocados por las demás niñas. Los padres, preocupados, le preguntaban que le había pasado, porque llegaba así a su casa, pero ella no respondía, sólo se iba al cuarto, se ponía los auriculares con el volumen al máximo y escapaba de esa realidad que tanto la maltrataba.
Sus padre, después de ver a su hija llegar en esas condiciones, en repetidas ocasiones, a su casa, fueron al colegio a hablar con la directora, la misma no sabía que responderles, pero aseguro que iba a averiguar que es lo que le pasaba a su hija.
Pero ya era demasiado tarde, los padres al llegar a casa, después de la visita a la directora, fueron al cuarto a charlar con su hija. Pero al llegar a la puerta escucharon que la música estaba más alto de lo común, es más no era común que la muchacha escuchara música sin usar los auriculares.
El padre, preocupado, intento abrir la puerta, pero no pudo, la misma estaba trancada de adentro. Comenzó a gritar que abriera, pero nadie le respondía, sólo se escuchaba la música. Decidió empujar la puerta hasta que la logró abrir.
Al entrar ambos quedaron espantados con la escena que tuvieron que presenciar. Su hija tirada en el suelo, se encontraba sangrando, dicha sangre provenía de la muñeca, y en su otra mano tenía una hoja de afeitar, de las que el padre guardaba en el baño de su habitación.
Ambos se abalanzaron sobre ella, pero no respondía. Llamaron a emergencias pero cuando llegaron ya no había nada que hacer.
Tiempo después con la autopsia ya realizada, les comunicaron que no era la primera vez que su hija hacía algo así. Era una actividad que venía realizando hace ya bastante tiempo, que tenía heridas en ambos brazos, algunas ya cicatrizadas y otras más recientes.
En esas cicatrices se podía ver por todo lo que la muchacha había vivido, todo el abuso de sus compañeros, todos esos sentimientos que sólo la música había podido entender y el sufrimiento que guardaba muy dentro suyo. Esas cicatrices, eran las que habían formado a la persona que había sido encontrada en su cuarto, tirada en el suelo, en un charco de sangre por sus padres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ENCERRADA.



A veces pensamos en el bullying como algo ajeno a nuestra sociedad, algo que solo pasa en EEUU, y que vemos en películas, pero no es así, en nuestro país el bullying existe, lo vemos todos los días, y nadie hace nada, lo vemos como algo común en la sociedad, cuando ese acto, que juega a ser un simple juego de niños, es algo que forma la personalidad de futuros adultos y que puede marcar la vida de una persona.

ENCERRADA.

Sola, como todos los días, ella se encontraba sola. Fuera de este mundo, refugiada en su música, no quería que nadie se le acercara.
Su cuarto era su fortaleza, su cama un salvavidas y sus pensamientos el motor que la impulsaba a seguir. Todos los días igual, iba y venía sin un objetivo, sin ideas claras y con mil cosas en la mente.
Nadie entendía que le pasaba, ni ella se entendía. Vivía en un mundo triste y gris, pero que al mismo tiempo ella disfrutaba. A veces se preguntaba ¿estoy loca?, y no sabía que responder. Y seguía igual, en su mundo sin dar bola a nada.
En los recreos se alejaba del resto, en su casa se refugiaba en su cuarto. Hace tiempo que no salía con amigos, es más hace tiempo que no mantenía contacto con las personas. Sentía que tenía muchas cosas que resolver consigo misma, y la única compañera que podía tener en ese viaje, era su música. Claro está que esas melodías eran acorde con lo que ella sentía. Armonías tristes, que dejan a uno pensando en cosas que no son necesarias pensar. Pero ella lo disfrutaba.
Las personas comenzaron a verle de manera diferente, a excluirla, a pesar de que ella ya se excluía sola. Ese mundo no era para ella, ni ese mundo la quería tampoco en él.
En el liceo los compañeros le hacían burlas, pero ella no prestaba atención, y eso los hacía irritar aún más. En su opinión el ignorar a alguien era el arma más eficiente para hacerle entender que no le importas, que no existís.
Eso provoco que los demás fueran más violentos con ella hasta el punto de que intentaran golpearla, y ella no tenía quien la defienda, quien se ponga al frente y tome partido por la chica que todos veían rara, atrevida y egocéntrica.
A pesar de todo, ella intentaba mantenerse firme sin prestar atención e intentando no meterse en problemas, pero los problemas venían a ella.
Con el paso del tiempo las cosas empeoraron, hasta el punto de querer dejar de vivir, llegaba a casa con moretones en los ojos y brazos, provocados por las demás niñas. Los padres, preocupados, le preguntaban que le había pasado, porque llegaba así a su casa, pero ella no respondía, sólo se iba al cuarto, se ponía los auriculares con el volumen al máximo y escapaba de esa realidad que tanto la maltrataba.
Sus padre, después de ver a su hija llegar en esas condiciones, en repetidas ocasiones, a su casa, fueron al colegio a hablar con la directora, la misma no sabía que responderles, pero aseguro que iba a averiguar que es lo que le pasaba a su hija.
Pero ya era demasiado tarde, los padres al llegar a casa, después de la visita a la directora, fueron al cuarto a charlar con su hija. Pero al llegar a la puerta escucharon que la música estaba más alto de lo común, es más no era común que la muchacha escuchara música sin usar los auriculares.
El padre, preocupado, intento abrir la puerta, pero no pudo, la misma estaba trancada de adentro. Comenzó a gritar que abriera, pero nadie le respondía, sólo se escuchaba la música. Decidió empujar la puerta hasta que la logró abrir.
Al entrar ambos quedaron espantados con la escena que tuvieron que presenciar. Su hija tirada en el suelo, se encontraba sangrando, dicha sangre provenía de la muñeca, y en su otra mano tenía una hoja de afeitar, de las que el padre guardaba en el baño de su habitación.
Ambos se abalanzaron sobre ella, pero no respondía. Llamaron a emergencias pero cuando llegaron ya no había nada que hacer.
Tiempo después con la autopsia ya realizada, les comunicaron que no era la primera vez que su hija hacía algo así. Era una actividad que venía realizando hace ya bastante tiempo, que tenía heridas en ambos brazos, algunas ya cicatrizadas y otras más recientes.
En esas cicatrices se podía ver por todo lo que la muchacha había vivido, todo el abuso de sus compañeros, todos esos sentimientos que sólo la música había podido entender y el sufrimiento que guardaba muy dentro suyo. Esas cicatrices, eran las que habían formado a la persona que había sido encontrada en su cuarto, tirada en el suelo, en un charco de sangre por sus padres.